José Manuel Redondo, colaborador, nos comenta que ser un cazador no es sinónimo de ser «escopetero». Y el relato empieza así:
Todavía faltaba una hora para que empezase a amanecer y, sin dar lugar a que sonase el despertador, ya estábamos de pie MEIGA y JARA (mis perras de raza español-bretón) y yo, preparando, en la cocina de la casa, un reconfortante café con leche “bien calentito” para entrar en reacción porque el día se presentaba, húmedo, fresco y gris…
Pueden seguir el relato entero pulsando en este enlace: RELATOS